La ciudad de Iquitos es diferente al resto de Perú. Su ambiente recuerda a las poblaciones caribeñas, por el calor y por sus edificios coloniales situados en la ribera del río, y también a los países del sudeste asiático debido a los miles de tuk tuks que circulan por sus calles y que son el medio de transporte habitual para lugareños y visitantes.
Nuestra principal razón para llegar hasta Iquitos no era otra que ver el inmenso río Amazonas, que evoca en cualquier viajero imágenes de selva impenetrable, comunidades aisladas y kilómetros de aguas color chocolate. Iquitos nos sirvió como punto de partida para surcar el gran río Amazonas y alojarnos en medio de la jungla en el Muyuna lodge.
Pero, aprovechamos las horas de las que disponíamos antes de partir río abajo para visitar algunos de los puntos de interés de lquitos. Muchos de estos lugares son centros en los que se pueden ver animales (monos, jaguares, serpientes…), algo así como zoológicos pero “disfrazados” como centros de recuperación. Nos guiamos por la recomendación que nos hicieron en el lodge y decidimos no visitar el zoo de Quistacocha ni las tribus de los pueblos cercanos que hacen espectáculos solo destinados a los turistas, aunque su vida no tenga nada que ver con lo que muestran a los extranjeros.
Por el contrario, nos recomendaron la visita al mariposario de Pilpintuwasi o al centro de rescate del manatís. Por falta de tiempo, solo pudimos ir al mariposario.
Mariposario de Pilpintuwasi
– Cómo ir a la comunidad Padre Cocha
El mariposario se encuentra situado en la comunidad de Padre Cocha, a 20 minutos en barco de Iquitos. Para llegar hasta allí hay que tomar una barcaza en el puerto de Bellavista Nanai, al norte de Iquitos. Nosotros tomamos un tuk tuk hasta el puerto. Una vez allí te asaltarán los dueños de los barcos privados que hacen distintas excursiones por la zona. Estos barcos son más rápidos que los colectivos pero también más caros. Nos decantamos por el colectivo que tarda unos 20-25 minutos hasta el poblado.
Una vez en la comunidad Padre Cocha, hay dos opciones:
1.- Ir andando hasta el mariposario.
2.- En mototaxi. Hay una larga fila de taxis al bajar del barco. En pocos minutos te dejarán cerca de la entrada. Nosotros tomamos el mototaxi para ir y volvimos andando hasta el puerto una vez finalizada la visita.
Ojo, han puesto algún otro mariposario cercano por lo que puedes confundirte. Al que nosotros fuimos fue el primero que se instaló, si bien no podemos dar información buena o mala del resto de recintos.
– El mariposario de Pilpintuwasi
Este mariposario fue fundado por una austriaca en el año 2004 y se ha convertido en un centro de recuperación de animales diversos, no solo un lugar para criar mariposas aunque éste fue el propósito inicial de su construcción.
Hay visitas guiadas en español y en inglés, a unas horas determinadas del día. La visita empieza en el mariposario, una zona cubierta con redes y llena de plantas en las que viven las mariposas autóctonas del amazonas. Estas mariposas son criadas en el centro y en la sala adyacente pueden verse las distintas fases por las que pasa el animal hasta convertirse en una hermosa mariposas. Algunas larvas son muy curiosas, nos llamó especialmente la atención una larva plateada que parecía de metal.
Después de dedicarle un tiempo a tan delicados insectos, pasamos a ver los distintos animales que les han llegado desde distintos organismos. La pena es que muchos de estos animales (incluyendo un puma decomisado por la policia a unos traficantes de animales) nunca van a poder ser liberados ya que han vivido mucho tiempo en cautividad, por lo que su futuro pasa por seguir encerrados…una lástima. La sensación es, pues, agridulce, porque se ha salvado a estos animales de los traficantes para acabar en una jaula igualmente.
Tras dejar el mariposario, regresamos al puerto dando una agradable paseo por el pueblo de Padre Cocha. El sendero está cementado en todo su recorrido y no tiene pérdida. Aprovechamos para comprar algunos panecillos para saciar el hambre.
Centro de Iquitos
Iquitos fue fundada por unos monjes, en un intento de evangelizar a las distintas tribus del Amazonas. A pesar de lo difícil que fue la vida allí, los monjes permanecieron en el pueblo, que continuó siendo un pequeño poblado hasta que llegó la fiebre del caucho a principios del siglo XX. La resina de este árbol creó un floreciente mercado a su alrededor por lo que la ciudad creció muy deprisa y en poco tiempo. Sin embargo en Iquitos ya no se dedican al caucho, porque se abandonó su extracción una vez que se comenzó a plantar en otros lugares de más fácil acceso y recolección, y por tanto más barato.
Hoy Iquitos es la mayor ciudad del mundo a la que no se puede acceder por carretera, solo se puede llegar por barco (varios días de navegación fluvial) o en avión.
El centro de la ciudad aun conserva algunos edificios de principios del siglo XX, construidos por los ricos comerciantes dedicados al caucho. Cierto es que algunos de ellos están en muy mal estado y abandonados. Es una lastima porque sus fachadas son una autentica maravilla. Otros edificios han corrido mejor suerte y han sido rehabilitados como hoteles o restaurantes.
En general la población tiene un aire decadente que le aporta cierto encanto. El centro es relativamente pequeño y permite ir a pie por la plaza de armas y las calles adyacentes. Lo mejor es perderse por sus calles y ver el atardecer desde el malecón Tarapaca.
Si no quieres complicarte, contrata una excursión para navegar por el río Amazonas desde Iquitos