El salar de Uyuni es uno de esos sitios de los que te enamoras en cuanto ves una foto. Una enorme llanura de sal en la que mires donde mires todo es de un blanco cautivador y piensas…¡ahí tengo que ir yo alguna vez!…pero ¿cómo llegar al salar de Uyuni?. Si bien existen distintas formas, nosotros lo hicimos un viaje de 3 días desde San Pedro de Atacama en Chile hasta el salar de Uyuni en Bolivia…y a pesar de que no se puede ir por libre, es sin duda un lugar imprescindible en cualquier itinerario de viaje a Bolivia. Te lo contamos a continuación.
El salar de Uyuni es el mayor salar del mundo con 11.000 km2 de extensión. Ubicado en el suroeste de Bolivia, en el departamento de Potosí, el salar de Uyuni está en la cordillera de los Andes, a nada menos que 3650 metros sobre el nivel del mar.
El salar, no sólo es una enorme reserva de sal (se estima contiene unos 10.000 millones de toneladas de sal). También posee potasio, magnesio y litio, este último con gran demanda actual por ser imprescindible para baterías y otros útiles de consumo.
¿Cómo ir al Salar de Uyuni?
Si viajas por Bolivia, el salar está pocos kilómetros al este de la ciudad de Uyuni, por lo que lo puedes visitar en un día.
Sin embargo, lo mejor es incluir el salar de Uyuni en un viaje de 3-4 días en coche 4×4 que también llegue hasta la Reserva Eduardo Avaroa (al sur de Bolivia). Este recorrido puede ser circular, comenzando y acabando en Uyuni. Otra opción es un viaje no circular que termine en San Pedro de Atacama (Chile). Estos viajes empiezan en Uyuni o en Tupiza (menos frecuentado).
Tanto para visitar el salar desde Uyuni, como para hacer el recorrido hasta San Pedro de Atacama, hay que contratar un viaje organizado en todoterreno. En otra entrada del blog te aportamos información de cómo organizar este viaje y cómo elegir agencia.
Viaje en 4×4 de San Pedro de Atacama al Salar de Uyuni
Como hemos dicho, nosotros lo hicimos en el sentido Chile-Bolivia, en un viaje de 3 días por pistas de tierra.
Día 1
El primer día nos llevó de viaje desde San Pedro de Atacama al Parque Nacional y Reserva Eduardo Avaroa, con una experiencia tan amplia que te la contamos en otro artículo separado.
Día 2
El segundo día recorrimos el camino que separa la Reserva Eduardo Avaroa y el Salar de Uyuni, y aunque en principio podíamos pensar que se trataría de una etapa de transición, no fue en absoluto aburrida ya que visitamos varios puntos interesantes del altiplano boliviano:
1.- Pinturas rupestres cerca de Villa Mar
A pocos minutos en coche del pueblo donde pasamos la noche, visitamos unas pequeñas pinturas rupestres en los costados de unas rocas. Cierto que las pinturas serán antiguas, pero no nos parecieron interesantes ya que se resumen en un pequeño puñado de figuras antropomorfas muy básicas y en mal estado de conservación.
2.- El Valle de las Rocas
De nuevo a bordo del todoterreno, nos dirigimos al Valle de las Rocas, como denominan a un lugar en el que encontramos grandes moles de roca volcánica que tras años de erosión han logrado producir distintas formas. Luego ya viene la imaginación de los lugareños en nombrar las distintas rocas, como «La Copa del mundo», «La ciudad de Italia perdida» o «el camello». Cierto que está última formación asemeja enormemente a un camélido. Por las distintas formaciones, paramos, paseamos, todo viajando sin prisa.
3.- Laguna Vinto
Es una pequeña laguna en la que a lo lejos podemos ver algunos flamencos. La laguna Vinto no es fea, pero es mucho menos interesante que la Laguna Colorada o la Laguna Blanca que habíamos visto en la reserva Eduardo Avaroa el día anterior.
4.- Laguna Escondida, Catal, Negra o Misteriosa
Con todos esos nombres podemos encontrar a esta laguna, aunque quizás la de Laguna Escondida, es el más apropiado, ya que se trata de una laguna de difícil acceso. Para llegar a ella en 4×4, hay que dejar la pista principal y tomar un pequeño camino de roca y arena que acaba en el borde de un pequeño valle. Una vez allí hay que abandonar el traqueteo del todoterreno y caminar unos 15-20 minutos por la parte baja del valle, donde los pequeños arroyos han formado una especie de red fluvial, por lo que hay que ir sorteando y saltando los pequeños regueros de agua (muy fácil, no preocuparse).
Cuando llegas al final, es cuando comprendes otro de los nombre de la laguna, el de Laguna Negra, y es que desde lo alto, el agua de la laguna parece tener un tono negruzco.
Sin duda un lugar interesante.
5.- Mirador de la anaconda
Tranquilo, no hay serpientes en el lugar, y menos anacondas que viven en la selva, no en este desierto.
Con el 4×4 llegamos hasta la parte alta de un valle. Cuando bajamos del vehículo solo vemos un profundo cortado, pero cuando nos asomamos, el río que discurre por la parte baja del valle serpentea como lo haría una serpiente, pero además tiene unas aguas de color negro sobre las que flotan una serie de matojos claros que combinados le dan el aspecto de una piel de serpiente. De ahí el original nombre del mirador.
6.- Pueblo de San Cristóbal
En si este diminuto pueblo no tiene nada de interés y no hay nadie por sus calles ya que todo el mundo está trabajando en el campo, bien labrando, bien cuidando los rebaños de llamas. Es la auténtica vida rural de toda esta zona del altiplano boliviano.
En el pueblo también puedes probar la cerveza de Quinua o de miel…e incluso tomar un helado.
7.- Hotel de Sal
La parada final de este día está en el pueblo de San Agustín y en su Hotel de Sal, donde nos alojamos. Es curioso ver como todo el hotel (excepto los baños y cocina por razones obvias) está construido con bloques de sal, incluidas las mesas y las sillas…afortunadamente la cama tiene un colchón de muelles que puesto sobre unos bloques de sal, hace las veces de cama.
El pueblo no tiene nada interesante y salvo el Hotel de Sal el resto de casa son de adobe. Cenamos, nos duchamos (como el día anterior para disfrutar del agua caliente tenemos que pagar unos pocos bolivianos, que bien lo valen) y descansamos en este hotel, como la noche anterior arropados con el saco que habíamos alquilado y con 3 mantas porque también hace frío en este lugar.
Día 3: el Salar de Uyuni
〉Amanecer en el salar de Uyuni
Madrugamos y a las 4:30h salimos para ver el amanecer en el salar de Uyuni...todo fue perfecto durante escasamente 15 minutos, cuando se estropeó uno de los dos todoterrenos que llevábamos. Por supuesto encontrar un mecánico a esas horas fue tarea imposible y esperar a que nos enviasen otro vehículo desde Uyuni nos impediría ver el amanecer…algo imprescindible en todo viaje a Uyuni. ¿Cómo lo solucionamos?…paramos varios todoterrenos de otras agencias y nos apretamos más en el nuestro, de modo que cupimos todos y llegamos, si, llegamos a disfrutar del fantástico amanecer en esa extensión blanca que es el salar.
El amanecer en el Salar de Uyuni es un momento único. Con el 4×4 nos adentramos, aun de noche en el salar, de modo que cuando el sol comenzó a aparecer en el horizonte, pudimos ver cómo la luz cambiaba el color del salar. Primero naranja, luego rosado y finalmente de un blanco resplandeciente. Además con los primeros rayos del sol, que alargan todas las sombras, se aprecian mejor y resaltan las formas poliédricas que forma la sal, convirtiendo el salar en una especie de puzzle infinito.
〉La isla Incahuasi un mirador sobre el salar de Uyuni
En el paisaje completamente plano y blanco, sobresalen montículos de tierra que asemejan islas en la inmensidad del mar, de ahí sus nombres…isla del pescado, isla Incahuasi etc. Tras maravillarnos con el amanecer, de nuevo montamos en el coche. Nos quedaba 1 hora de camino hasta la isla Incahuasi.
La isla Incahuasi (hay que pagar entrada para visitarla) es un curioso montículo de tierra completamente lleno de cactus milenarios de hasta 10 metros de altura. El recorrido circular por la isla nos lleva 1 hora, y sin duda el paisaje es sorprendente y mágico. Desde lo alto de Incahuasi, se ven pasar algunos todoterrenos que parecen puntos negros en la inmensidad del salar.
Después de desayunar en la isla Incahuasi, en unas mesas y bancos construidos con bloques de sal, proseguimos el viaje en coche. Nuestra siguiente parada es un hotel de sal que actualmente solo funciona como museo. Merece la pena pasar y echar un vistazo (es gratis). Todo está construido con bloques de sal y es bastante más grande que el hotel de sal en el que habíamos dormido la noche anterior.
En la puerta del hotel de sal hay un monumento conmemorativo del rally Dakar que pasó por el salar de Uyuni hace unos años. También hay un pequeño montículo de sal repleto de banderas.
Tras hacer una parada para la típica sesión de fotos «locas» que salen en todos los folletos publicitarios, abandonamos el salar casi a la hora de comer. Han sido casi 9 horas de solo ver llanura blanca salada. Paramos a comer en Colchani, un pequeño pueblo dedicado a la sal y al turismo. Su calle principal es una sucesión de puestos de recuerdos, prendas de alpaca y demás abalorios.
Cerca de Colchani, hay un hotel de sal que si funciona. Es el límite al que llegan los coches en época de lluvias…es decir, en esta época verás el reflejo del cielo en la superficie del salar, pero tendrás el inconveniente de no poder recorrerlo como si puedes hacer en la época seca.
〉Cementerio de trenes olvidados en Uyuni
Tras comer, llegamos a Uyuni, donde visitamos el «cementerio de los trenes olvidados». Un lugar en medio de la nada donde permanecen abandonados a su suerte decenas de máquinas de tren de vapor. Se habla de que van a restaurar algunas de estas locomotoras para hacer un museo, pero a mí lo que más me gustó fue precisamente esa sensación de abandono, de paso del tiempo, de olvido.
Consejos para visitar el Salar de Uyuni
- Si quieres ver la típica imagen del reflejo del salar, tienes que ir en la época de lluvias (de diciembre a febrero o marzo). Sin embargo en época de lluvia no podrás cruzar el salar ni llegar a la Isla Incahuasi. Entonces los tour solo pueden ingresar hasta un determinado punto del salar, para evitar accidentes.
- Si vas en la época seca (como nosotros) no verás el reflejo, pero cruzar durante horas el manto blanco liso que es el salar, es una experiencia inolvidable, fascinante.
- No te pierdas el amanecer en el salar de Uyuni, porque en ese momento las sombras alargadas resaltan la estructura poliédrica del suelo del salar.
- Hay algunos tour (vimos uno que ponía «viaje fotográfico») que duermen en tiendas de campaña a los pies de la isla Incahuasi. Debe de ser sobrecogedor pero también frío.
- Lleva suficiente ropa de abrigo, sobre todo para la noche. Es muy recomendable llevar saco de dormir (lo puedes alquilar en la agencia de viaje) ya que hace frío a pesar de tener 2 o 3 mantas en cada cama.