Si hay una imagen que refleje el contraste entre el Shanghai de hoy y de ayer es el histórico Bund y el moderno barrio de Pudong, uno a cada lado del río Huangpu. Solo por ver el atardecer desde el Bund merece la pena hacer un viaje a Shanghai. Allí, en esa vibrante e interesante ciudad china pasamos 5 días visitando sus templos, recorriendo sus barrios, observando con asombro sus calles repletas de gente y disfrutando de las dos joyas de Shanghai: los modernos rascacielos del distrito financiero de Pudong y el encantador paseo peatonal del Bund. Aquí os hablamos de estos dos lugares imprescindibles que ver en Shanghai.
► El Bund, un viaje al pasado de Shanghai
El Bund fue nuestra primera toma de contacto con Shanghai. Nada más llegar del aeropuerto, dejamos las maletas en el hotel y recorrimos la arteria comercial principal de la ciudad, East Nanjing road, para llegar hasta el Bund. Una marea de gente nos empujaba, mientras la policía hacía de barrera humana para que la multitud no invadiera la calzada. Habíamos llegado en sábado festivo y la cantidad de gente que recorría las calles era abrumadora. Nos guiamos por el tejado verde de uno de los edificios más emblemáticos del Bund, el Peace Hotel que veíamos al fondo.
Al llegar al Bund nos enamoramos sin remedio de este paseo al lado del rio desde el que se disfruta del skyline más reconocible del mundo. Los rascacielos del distrito financiero de Pudong comenzaba a iluminarse y las vistas eran para quedarse sin aliento.
Recorrimos este malecón al lado del gran río Huangpu de día y de noche y cada momento nos pareció diferente pero igual de impresionante.
– El Bund por la mañana …
Nuestro recorrido diurno por el Bund empezó en el puente Waibaidu, en su extremo norte. La mañana es el momento ideal para ver los edificios coloniales del Bund iluminados por la luz del sol. Recorrimos el paseo admirados por los edificios que componen esta zona de Shanghai, que nos recuerden el pasado comercial de la ciudad cuando estaba bajo la administración de algunos países occidentales.
Paseamos por el Bund durante algo menos de 2 horas, parando infinidad de veces admirados por el paisaje. La mayoría de los edificios que vemos a lo largo del recorrido datan del siglo XIX o principios del XX. Entramos en algunos de ellos, como el Shanghai Pudong Bank que tiene una bonita cúpula con murales y conserva mobiliario antiguo. O el edificio de la Aduana construido en el año 1927 y que es fácilmente reconocible por el reloj y la campana de su torre.
– El Bund al atardecer…
Si el Bund por la mañana sorprende por la belleza de sus edificios históricos, por la tarde la atención se centra al otro lado del río. En la orilla opuesta del Huangpu los rascacielos se agolpan y parecen pelear por ser el más alto y el más vistoso. La torre de Shanghai con sus 632 metros gana en altura, la Shanghai World financial center gana en originalidad y la Oriental Pearl Tower se convierte en el edificio más reconocible del skyline de Shanghai.
Lo ideal es llegar al Bund a última hora de la tarde, antes de que empiece a anochecer y los rascacielos se llenen de luz. La que los fotógrafos llaman “la hora azul” es un momento mágico para disfrutar de las vistas sobre Pudong. A esas horas, el Bund es un hervidero de gente, entre turistas, novios que van a hacerse allí sus fotos de boda y habitantes de Shanghai que pasean entre la multitud.
Cuando cae la noche, todos los rascacielos del Pudong están iluminados, algunos de ellos con imágenes que van cambiando en las miles de pantallas de sus fachadas. Los barcos turísticos que recorren el río no se quedan atrás y navegan completamente iluminados como si fueran árboles de Navidad.
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► Distrito financiero de Pudong, un viaje al actual Shanghai
Ya habíamos visto el distrito financiero desde el Bund. Ahora tocaba ir hasta el otro lado del río y recorrer el moderno barrio de Pudong. El magnífico metro de Shanghai nos llevó hasta la estación Luijiazui y nada más salir nos topamos con la Oriental Pearl Tower (Perla de Oriente o «Torre de la televisión»). Esta torre de 468 metros de altura es, digamos que “original y divertida”, aunque no precisamente bonita arquitectónicamente. Lo que si es cierto es que se ha convertido en un icono de Shanghai y sería impensable imaginarse el skyline de la ciudad sin ella. Además es una de las torres a las que se puede subir para ver Shanghai desde cientos de metros de altura.
– ¿A qué torre subir para ver Shanghai desde las alturas?
Ninguna torre es mejor o peor, sencillamente elige la que más te apetezca en el momento que visites Pudong. Todas las torres están relativamente cerca, y la estación de metro más cercana es Lujiazui. Estamos seguros que todas tienen unas vistas espectaculares de la gran ciudad de Shanghai.
» La Torre de Shanghai
La torre más alta de Shanghai tiene nada más y nada menos que 632 metros de altura. Es impresionante de día y de noche y la verás desde muchos puntos de la ciudad. Su forma, como si estuviera retorcida sobre sí misma te hará reconocerla en cuanto la veas.
El mirador de la Torre de Shanghai está situado a 552 metros de altura, más o menos lo mismo que el del rascacielos más alto del mundo que se encuentra en Dubai, Burj Khalifa.
» Shanghai World Financial Center (SWFC)
Este curioso rascacielos con forma de abrebotellas tiene 462 metros de altura y es el edificio con tejado plano más alto del mundo. También cuenta con miradores (tres a distintas alturas) que te permiten tener unas vistas impresionantes de Shanghai.
» Torre Jin Mao
Este original rascacielos queda un poco encajonado entre la torre de Shanghai y el “abrebotellas”. Se eleva hasta los 420 metros de altura y también tiene un mirador panorámico de 360. Lo que diferencia esta torre de las demás, es que puedes vivir una experiencia no apta para miedosos… caminar por la cornisa sobre una pasarela de cristal y sujeto con un arnés. Vivir esta experiencia tampoco es apta para presupuesto ajustados.
» Oriental Pearl Tower, Perla de Oriente o torre de televisión
Nosotros elegimos la Oriental Pearl Tower porque queríamos ver desde lo alto la gran torre de Shanghai y el SWFC (Shanghai World Financial Center). Tuvimos la suerte de que se estaba celebrando una feria de turismo en Shanghai y subir a la Perla de Oriente costaba un 50% del precio habitual.
Subimos hasta los miradores situados en una de las esferas de colores de la torre, a 263 metros de altura. Allí nos encontramos dos miradores panorámicos de 360 grados, uno encima del otro. El inferior cuenta con un suelo de cristal. Desde ambos miradores se tienen unas vistas de Shanghai y del barrio de Pudong que cortan la respiración. El atardecer es un buen momento para ver ponerse el sol en el horizonte mientras van iluminándose los rascacielos de Shanghai.
Qué hacer en Pudong después de subir a uno de los rascacielos
Antes de subir a la Perla de Oriente paseamos por una red de pasarelas que discurren sobre las carreteras de la zona permitiendo unir los distintos rascacielos de Pudong. Es una forma agradable de pasear entre semejantes moles de edificios.
Pero lo mejor vino después de bajar de la Perla de Oriente. La noche se había echado ya sobre Pudong y todos los rascacielos estaban iluminados. Decidimos ir hasta el río Huangpu para ver el Bund por la noche desde otra perspectiva. En la orilla del río hay un paseo muy tranquilo en el que apenas encontramos turistas. Este paseo lleva hasta la parada del ferry, y en algunos tramos está elevado por lo que todo es peatonal o se comparte con un carril para bicis.
Antes de llegar al ferry, podemos ver de cerca la impresionante torre de Shanghai a nuestra izquierda, una imagen difícil de olvidar. Tomamos el ferry público que cruza el río y debería llevarnos hasta el Bund. Digo “debería” porque nos confundimos y nos lleva hasta otra parada al sur de la ciudad. No nos queda otro remedio que volver de nuevo a Pudong para coger el ferry correcto. Pero al llegar descubrimos que ya no hay ferrys al Bund (cierran antes de las 20h). Desandamos el camino, de nuevo por el paseo del río, hasta la parada de metro de Lujiazui.
Y antes de volver a nuestro hotel disfrutamos de esos momentos únicos que uno no espera… las nubes tapaban la parte alta de los rascacielos y éstos parecían elevarse hasta el cielo sin final. Un colofón perfecto para una visita impresionante al barrio financiero de Pudong