Después de 3 días recorriendo la carretera que va de Manali a Leh, la capital de Ladakh, al norte de la India. De atravesar paisajes increíbles en la cordillera de los Himalayas. Después de transitar por algunas de las carreteras más altas del mundo y sentir leves síntomas de mal de altura, por fin estamos Ladakh. Pero nos detuvimos 20 kilómetos antes de Leh, donde nos topamos de frente con el primer gran monasterio del valle, el monasterio de Thiksey. Ahí, encaramado en una colina nos recuerda las imágenes que tantas veces hemos visto del Potala, el palacio del Dalai Lama y que veríamos tiempo después en nuestro soñado viaje al Tibet.
Al encontrarnos con la espectacular imagen del monasterio de Thiksey, nos enamoramos instantáneamente de Ladakh. El viejo monasterio tiene más de 600 años de historia y está situado en lo alto de un peñasco. A sus pies se disponen multitud de pequeñas casitas blancas con marcos negros en las ventanas. Son las viviendas de los monjes del gompa (la palabra «gompa» designa en tibetano el templo budista o sala de meditación). Los monjes de Thiksey pertenecen a la orden budista Gelugpa, conocidos como los “sombreros amarillos” ya que en sus ceremonias portan unos curiosos sombreros muy vistosos de ese color.

Gompa de Thiksey en Ladakh
Llegamos a los pies del monasterio y decidimos quedarnos allí alojado. Son unas austeras habitaciones alrededor de un agradable patio rodeado de chopos que pertenece al gompa. Nuestra habitación solo tiene dos duras camas y un baño sin agua caliente. Sin embargo los monjes se encargan de traernos cubos con agua caliente para poder ducharnos por la mañana.
Los monjes llaman a la oración a las 6 de la mañana. Cuando está amaneciendo, suben al tejado del templo y tocan las enormes trompetas tibetanas que resuenan en el silencio del amanecer. Nos ponemos en pie y nos unimos a ellos en la sala de oraciones. La sala está repleta monjes con sus túnicas rojas y sus gorros amarillos. Desgraciadamente también hay un grupo de turistas maleducados e irrespetuosos que acercan sus cámaras a escasos centímetros de los monjes, sin importarles nada lo que están viendo y sin respetar la ceremonia que se está llevando a cabo. A los monjes parece importarles menos que a nosotros esa falta de respeto, posiblemente estén acostumbrados…
Después de escuchar las trompetas, los tambores, los platillos y el hipnotizador sonido de los mantras, continuamos recorriendo las estancias del gompa. Una de las más interesantes es el templo de Maitreya. Allí se encuentra la estatua de buda más grande de Ladakh, de 15 metros de altura y de una belleza espectacular.

Buda del futuro en Thiksey

Monje llamando a la oración en Thiksey
Nos despedimos del monasterio subiendo por última vez al tejado. Desde allí es posible ver el asombroso paisaje del valle del Indo. Altas montañas nevadas y una tierra que parece desértica salpicada de zonas fértiles teñidas de colores verdes y amarillos intensos.
Descendemos por el camino que nos lleva a los pies del gompa, donde se encuentra nuestra agradable «alojamiento» . Allí conseguimos que el coche de los monjes nos traslade al cercano monasterio de Hemis, donde esos días se está celebrando el festival Tse-Che. Pero, de esa mágica experiencia os hablamos en otra entrada del blog. ¡¡ Anímate a leerla y seguro que tu próximo destino será Ladakh !!

Thiksey

Gompa de Thiksey en Ladakh
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