La isla de La Palma, en el archipiélago canario, no tiene grandes playas como otras islas canarias, pero posee una belleza y una variedad de paisajes sorprendentes. La caldera de Taburiente, los volcanes que hay a lo largo de la isla, los bosques de laurisilva, o el encanto de su capital Santa Cruz de la Palma son algunos de los lugares más interesantes que puedes ver en la isla de La Palma. En esta entrada os hablamos de las salinas de Fuencaliente, un enclave cuyo atardecer no te puedes perder si viajas a la conocida como la “Isla Bonita”
Las salinas marinas de Fuencaliente
Las salinas son uno de los lugares más singulares que visitamos en nuestro recorrido por La Palma. Estas salinas se encuentran situadas en la parte más meridional de la isla, en el municipio de Fuencaliente (geolocalización). El contraste entre el azul del mar, el blanco de la sal y el negro de la tierra volcánica hacen que este enclave isleño sea uno de los más visitados.
Un poco de historia
La historia de las salinas comienza en 1967, cuando la familia Hernandez Villalba empezó la explotación de estos terrenos volcánicos. El volcan Teneguía, situado cerca de las salinas entró en erupción en 1971 pero afortunadamente la lava no alcanzó las salinas.
En la actualidad son las únicas salinas que siguen funcionando en la provincia de Santa Cruz de Tenerife. Su producción alcanza las 600 toneladas al año, de una sal marina de alta calidad recolectada de forma artesanal y 100% ecológica.
La flor de sal … ¿sabes lo que es?
En las salinas de Fuencaliente se produce sal fina, sal gorda y la llamada flor de sal. Esta sal, en forma de cristales blancos y rosados es ideal para añadir al final de la cocción ya que se funde en poco tiempo con el calor de la comida.
La producción de este tipo de sal es muy laborioso, ya que necesita unas condiciones óptimas de humedad y sol para conseguir una sal de gran calidad. Para obtener estos cristales salinos se necesitan al menos 2 o 3 semanas, y es necesario ir pasando el agua marina muchas veces de una charca a otra para conseguir la concentración adecuada.
Se te apetece probar esta sal, puedes comprarla en la tienda de las salinas.
Visita a las salinas de Fuencaliente
Hemos visto las salinas a lo lejos desde lo alto del volcán de San Antonio. Descendemos con nuestro coche hasta el mar por una carretera bordeada de un extraño paisaje de origen volcánico.
La entrada a las salinas marinas de Fuencaliente es gratuita, al igual que el aparcamiento. La visita es autoguiada, solo hay que seguir los carteles explicativos que hay a lo largo de todo el recorrido. Así se van conociendo detalles curiosos de la producción de algo tan cotidiano como la sal. Descubrimos, por ejemplo, que el color rosa de algunas pozas se debe a una bacteria que vive en aguas con mucho contenido en sal.
Estamos cerca de una hora caminando en esta especie de laberinto de colores blancos, negros y rosados. Lo más sorprendente del entorno es el contraste entre el blanco intenso de la sal y el negro de la tierra volcánica con la que están fabricados los muros de las pozas. Recorremos la zona casi en solitario. Está atardeciendo y hay poca gente en las salinas.
Faro de Fuencaliente
Antes de acabar la visita nos acercamos al faro de Fuencaliente. Las franjas rojas y blancas de este antiguo faro son muy fotogénicas. El faro se construyó a finales del siglo XIX y empezó a funcionar en 1902, pero la lava del volcán Teneguía en 1971 lo alcanzó, siendo necesario construir uno nuevo.
El sol se está poniendo en el horizonte y nos dirigimos al restaurante “Jardín de la sal”, ubicado dentro de las salinas. Desde su terraza las vistas del océano Atlántico y de las salinas son magníficas. Es un lugar ideal para disfrutar de un hermoso atardecer en la isla de La Palma.