Nos despedimos de las doradas dunas de arena del desierto de Erg Chebbi para iniciar el recorrido por la llamada ruta de las mil kasbahs. Un recorrido que cruza de este a oeste Marruecos, pasando por algunos de los lugares más bellos del país. La garganta del Todra, el valle del Dades, el palmeral de Skura, la kasbah Taourirt en Ouarzazate y el Ksar de Ait Ben Haddou son algunos de los lugares imprescindibles que ver en una ruta por Marruecos. Todos ellos se encuentran situados en la ruta de las mil kasbahs.
Qué es una kasbah y un Ksar
Una kasbah es una casa fortificada construida en adobe. Estas construcciones eran la residencia de las familias más poderosas de la zona. Sus altos muros almenados servían de defensa ante posibles ataques. Al estar construidas en adobe (una mezcla de arcilla, paja y estiércol) aislaban la vivienda del intenso calor del desierto. En la ruta de las mil kasbahs en Marruecos hay centenares de ruinas de lo que fueron algún día grandes o pequeñas fortificaciones de barro. Algunas han sido reconstruidas, y otras permanecen en pie a duras penas.

Kasbah Amridil
Un Ksar, sin embargo, no es solo una casa de adobe, sino una ciudad entera fortificada. Dentro de un ksar pueden encontrarse también kasbahs. El ksar está rodeado de murallas y se accede a él por grandes puertas situadas en la muralla. El ejemplo más sobresaliente de este tipo de construcción es, sin duda, Ait Ben Haddou, del que os hablamos en otra entrada.

Ksar de Ait Ben Haddou
Valle del Todra, Garganta del Todra o Toudgha
Tardamos unas 3 horas en recorrer los 190 kilómetros que separan Merzouga de Tinghir, la entrada al valle del Todra. Al llegar a Tinghir, paramos en un mirador para disfrutar de las vistas de decenas de casas de adobe repartidas por el palmeral. Todo está en ruinas, pero quizás por eso tiene un encanto especial. No se ven edificios reconstruidos, aunque parece que vive gente en algunas casas entre las ruinas.
Continuamos por la carretera que conduce hasta las gargantas del Todra. A ambos lados del camino encontramos pequeñas poblaciones, hoteles y tiendas hasta que llegamos a las gargantas.
Se puede acceder en coche hasta la misma garganta y aparcar en uno de los lados de la carretera. Hay bastante gente, muchos autobuses turísticos y mucho tráfico en ambos sentidos. Las gargantas son 300 o 400 metros de desfiladero, que se recorren caminando en pocos minutos. Aunque Todra es uno de los lugares destacados en cualquier viaje a Marruecos, la verdad es que no nos sorprende demasiado, no nos parece un paisaje espectacular. Pero, como siempre, todo va en gustos…

Camino a las gargantas del Todra

gargantas del Todra
Valle del Dades o Garganta del Dades
Continuamos nuestra ruta y nos dirigimos hacia Boumalne Dades, la puerta de entrada de la garganta del Dades. Son 50 kilómetros que recorremos en hora y media.
Nos adentramos en el valle del Dades al atardecer, la hora ideal para que las montañas que nos rodean se iluminen con la cálida luz del sol al ponerse. El paisaje es más bonito que en el valle del Todra, con montañas de color teja y malva a ambos lados de la carretera. Además, encontramos decenas de kasbhas en ruinas, muy fotogénicas a estas horas del día. En el fondo del valle discurre un río, por lo que crece abundante vegetación y hay muchos campos de cultivos y frutales. Es fácil poder parar a ambos lados de la carretera para disfrutar de algunos puntos panorámicos que vamos encontrando.

Kasbahs camino al valle del Dades
A 20 kilómetros de Boulmane Dades hay dos enclaves muy curiosos llamados “dedos del mono” y “cerebro del Atlas”. Se trata de formaciones rocosas situadas en la ladera de la montaña que con mucha imaginación simulan ser dedos en el caso de los llamados “dedos de mono”. No son imprescindibles ni espectaculares, pero son curiosos de ver y están justo al lado de la carretera.

Dedos del mono
A 29 kilómetros de Boulmane llegamos a la “serpiente del Dades”. Este lugar no es otra cosa que una zigzagueante carretera que sube hasta lo alto del valle. Una vez arriba, se disfruta de hermosas vistas. Más allá, la carretera continúa pero nosotros desandamos nuestro camino. Tras disfrutar de un té con menta en el restaurante-mirador en lo alto de la “serpiente del Dades”, vamos al hotel Dar Ahlam Dades que hemos reservado en el valle.
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