El Metro de Madrid es uno de los medios de transportes más rápidos y usados tanto por los madrileños como por los turistas que visitan Madrid. Pero las estaciones de Metro no siempre han sido como las conocemos ahora. ¿Te imaginas poder hacer un viaje en el tiempo y visitar una estación de Metro tal y como era a principios del siglo XX cuando se construyó?. Pues tengo una magnífica noticia… en la actualidad es posible visitar la estación de Chamberí y descubrir un sinfín de curiosidades acerca de esta estación “fantasma” del metro de Madrid. 

Museo del metro de Madrid 

El museo del metro no es un único museo, en realidad está compuesto por 5 espacios de gran valor histórico que se pueden visitar y que forman parte de la historia del Metro de Madrid. 

  1. Nave de motores: Fue diseñado por Antonio Palacios y construido entre los años 1922 y 1923. En esta gran nave hay 3 motores diesel y maquinaria que se usaba para generar la energía suficiente para mover los trenes.
  2. Estación de Chamartín: En esta gran estación de metro se pueden ver trenes históricos de metro. La muestra abarca trenes que circularon en metro desde el año 1919 hasta 1965. Además, en la exposición hay más de 100 elementos históricos del suburbano de Madrid. 
  3. Caños del peral: En la estación de Opera se muestra una recreación de la antigua fuente de Caños del Peral que había en esta plaza. Esta fuente recogía agua de un manantial desde el siglo XVI y desde aquí llegaba el agua al cercano Palacio real de Madrid desde el siglo XVII hasta el siglo XX. 
  4. Estación Pacífico: El vestíbulo de esta estación se ha rehabilitado y muestra el mismo aspecto que tenía en 1923 cuando fue inaugurada. 
  5. Estación de Chamberí: Esta estación permaneció cerrada varias décadas y ahora luce tal cual era en 1966 cuando se cerró. 

Todas estos espacios se visitan mediante visitas gratuitas previa reserva en la página web de museos de Metro. Algunas visitas son guiadas y otras se pueden hacer por libre (pero también hay que reservar).

Historia de la estación de Chamberí 

La primera línea de Metro de Madrid fue la línea 1, que iba de Sol a Cuatro Caminos. Fue diseñada por ingenieros y arquitectos, entre ellos Otamendi y el famoso Antonio Palacios que construyó muchos de los edificios que vemos hoy en día en Madrid, entre ellos el Palacio de Cibeles. 

La línea se inauguró el 17 de octubre de 1919, pero con cambios sobre el proyecto que había presentado Otamendi. Estos cambios incluían la estación de Chamberí, necesaria para salvar un problema en la calle Hortaleza que impedía hacer un túnel recto. 

En los años 60 el metro habría cobrado mucha popularidad y había que hacer ampliaciones para evitar la saturación de viajeros. Los trenes se ampliaron a 6 coches en lugar de 4 y esto conllevó una reforma en los andenes para ampliarlos de los 60 metros que tenían a 90 metros de largo. En la estación de Chamberí esta reforma era imposible, por la curva tan pronunciada que hay en la estación. Por ello se cerró al público el 22 de mayo de 1966. 

Y así estuvo, cerrada y abandonada hasta 2006 cuando se decidió restaurar. Pero en esos 40 años los trenes seguían pasando a gran velocidad por el andén desierto de la estación “fantasma” de Chamberí.

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Visitar la estación de Chamberí 

Es una gran suerte tener la oportunidad de ver una estación de metro que se conserva con el aspecto original que tenía en los años 20 del siglo pasado. Y además, si la visita es guiada y gratuita no se puede pedir más. 

  • Ubicación: plaza Chamberí (Madrid) (aquí en GoogleMaps)
  • Visita gratuita y guiada
  • Duración: 30 minutos

El vestíbulo de la estación

Para comenzar la visita nos adentramos en el subsuelo por un corto tramo de escalera de caracol. Nos encontramos en el vestíbulo de la antigua estación de Chamberí. Como era habitual en las primeras estaciones del metro, ésta solo tenía un acceso desde el exterior. 

Estamos rodeados de mobiliario, decoración y carteles informativos que nos transportan al siglo pasado. A la derecha vemos las taquillas donde las mujeres que trabajaban en el Metro vendían los tickets para viajar en el metropolitano. Estos tickets podían costar desde 10 hasta 25 céntimos de peseta cuando se inauguró el Metro, un precio bastante caro para la época. El precio dependía de las estaciones que fueras a recorrer. 

En medio del vestíbulo están los tornos por los que salían los pasajeros. Ahí se colocaba una revisora para comprobar que los viajeros hubieran pagado el importe correcto al viaje que habían hecho. Al lado de los tornos se puede ver el vestuario de las trabajadoras del metro, aunque en aquella época donde hoy hay cristales había una pared. Se ha dejado así para poder ver las taquillas en las que guardaban el uniforme. Las mujeres tenían prohibido salir del metro con el uniforme, no así los hombres que podían usarlo para ir y volver del trabajo. 

Una cosa curiosa que nos llama mucho la atención es que las trabajadoras de Metro tenían que ser solteras. Vemos una noticia del diario La voz que en 1930 se hacía eco de la reclamación de las trabajadoras que solicitaban al gobierno que no se las despidiera cuando contrajeran matrimonio. 

Encima de nosotros podemos ver lo que fue un lucernario. La luz natural era muy importante en aquella época par animar a la gente que viajara en el metro. ¿Os imagináis lo que pensaría la gente en 1919 cuando les dijeran que iban a viajar por el subsuelo de la ciudad?.  Para que el metro fuera luminoso se diseñó la decoración de azulejos blancos que refleja la luz de las tenues bombillas de aquellos años. Esos azulejos son los mismo que vemos hoy en la visita. 

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Entrada a la estación de Chamberí

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Tornos de acceso a la estación fantasma de metro

Los andenes de la estación fantasma de Chamberí

Bajamos a los andenes siguiendo los grandes carteles que había en aquella época. Los letreros eran enormes y muy claros, hay que tener en cuenta que muchos viajeros no sabían leer. 

El andén es fascinante, sobre todo por los grandes carteles publicitarios que se conservan. La publicidad era muy importante para recaudar fondos y devolver los préstamos que habían sido necesarios para construir el metro, entre ellos el millón de pesetas que prestó Alfonso XII

Los anuncios se hacían en azulejo y se mantenían mientras pagaba el anunciante. Pero el problema venía cuando dejaba de pagar y había que retirar el azulejo. Por eso, años después cambió el diseño de los carteles y se hizo con pintura o con papel. Esos carteles no se han conservado por la humedad que ha habido durante los años de abandono de la estación. 

Volvemos a salir al vestíbulo y tras pasar los tornos nos despedimos de este pedazo de historia de Madrid que os animamos a visitar en vuestro próximo viaje a la capital de España. 

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Carteles publicitarios en el andén de Chamberí

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Los carteles publicitarios antiguos

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Anden fantasma de metro de Chamberí

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