El estrecho de Magallanes, bautizado así por Fernando de Magallanes, su descubridor en 1520 y primer europeo en cruzar en barco del Atlántico al Pacífico. Es el paso marítimo más importante entre ambos océanos. Localizado en el extremo austral de Chile, entre Patagonia y la Isla de fuego, ha sido escenario de múltiples expediciones y naufragios a lo largo de la historia. En nuestro viaje por Chile vimos el estrecho de Magallanes de camino hacia el P.N. Torres del Paine. Aunque lo habitual para ir de Río Gallegos (Argentina) hasta Puerto Natales (Chile) es usar la carretera que discurre por tierras argentinas pasando por La Esperanza, nosotros decidimos ir por la carretera que bordea el estrecho hacia Punta Arenas y seguir una de las denominadas «Ruta del fin del mundo«.  Te lo contamos ahora.

El paso de frontera Argentina-Chile

Al salir de Río Gallegos, nos dirigimos por la RN3, hasta la frontera con Chile. Lo mejor es llegar a primera hora, ya que aunque los trámites no son muy largos hay mucha menos gente.

Tened en cuenta que hay cosas que no se pueden pasar a Chile como son frutas, verduras, carnes.

Tampoco se pueden pasar bidones con gasolina. Teniendo en cuenta los problemas de desabastecimiento de carburante que se sufren en ocasiones en Patagonia, es habitual que la gente lleve bidones adicionales en el coche. Cuando nosotros estábamos en la frontera había un hombre rellenando gratis los depósitos de otros coches (incluido el nuestro) para poder deshacerse del bidón ya que tampoco lo podía abandonar en la frontera.

Es muy importante que te asegures de llevar los permisos del coche para cruzar entre Argentina y Chile, ya que te los exigirán en la frontera. Si optas por un permiso multi-entrada, cuando alquiles el coche te entregarán un papel que te sellarán cada vez que entres y salgas de ambos países.

Circuitos turísticos “Rutas del fin del mundo”

Una vez cruzada la frontera, la carretera 255 lleva hasta Punta Arenas. Esta carretera forma parte del circuito turístico Aonikenk y está muy bien indicada durante todo el trayecto. El nombre Aonikenk proviene de los primeros pobladores del estrecho, un pueblo nómada que habitaba la zona antes de la colonización española.

Nosotros no llegamos hasta Punta Arenas, sino que nos desviamos hacia Puerto Natales, por la carretera 9. No tiene pérdida, ya que a pesar de ser un lugar alejado de todo, las señales indican perfectamente el camino al formar parte de otro circuito turístico: Baqueanos que partiendo desde el cruce con la carretera 255 lleva hasta el P.N. Torres del Paine.

La carretera, con buen asfalto en todo momento, pasa por paisajes hermosos por su inmensidad y por lo inhóspito, además de bellas vistas de las bravas aguas del estrecho de Magallanes. Se ven muchas haciendas, de menor extensión que en Argentina, pero mucho más aprovechadas ya que en casi todas hay cientos o miles de ovejas.

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La estancia San Gregorio: en la ruta de fin del mundo

Historia de la estancia

Esta estancia, ubicada en la carretera 255, a 125 kilómetro de Punta Arenas, fue fundada a finales del siglo XIX por el terrateniente asturiano, José Menéndez. Llegó a contar con más de 100.000 ovejas y 100.000 hectáreas de terreno, siendo una de las haciendas más grandes de la zona.

La hacienda era como una pequeña población, donde se construyeron casas para la patronal, barracones para los trabajadores, corrales y almacenes, tiendas, herrería, una iglesia… además de un enorme edificio destinado a la esquila.

Para atender las necesidades de avituallamiento en la zona, el ganadero creó la naviera Menéndez-Behhety. El primer barco de la compañía fue el «Amadeo», que actualmente puede verse varado en las aguas del estrecho de Magallanes, cercano a la Hacienda.

Con este barco comenzó la navegación a vapor regular por la zona. Operó durante décadas por el estrecho y la Isla de fuego. Se dice que acudió en muchas ocasiones a rescatar a las numerosas embarcaciones que naufragaban en el estrecho debido al clima y las condiciones adversas del mar

Fue encallado en 1932 por deseo de su dueño, y ahora pertenece a los herederos de la familia. En la actualidad puede verse su esqueleto oxidado y castigado por el agua y la sal. Es un lugar muy fotogénico.

La visita

La visita a la abandonada estancia es bastante interesante, porque todavía quedan en pie las construcciones que formaban parte de la hacienda. Es un lugar curioso y en el que merece la pena hacer una pequeña parada, entrando en alguno de sus destartalados edificios con cristales rotos y puertas batidas por el viento.

Desde aquí hasta Puerto Natales solo hay algún minúsculo pueblecito. Pero esto es precisamente lo más bonito del recorrido, la soledad, los paisajes sin fin y la sensación de encontrarse en el fin del mundo. Incluso las condiciones adversas del clima de la zona, con fortísimos vientos que azotan la costa hacen que la sensación de estar en los confines de la tierra sea aún mayor.

Estancia San Gregorio en el estrecho de Magallanes

Estancia San Gregorio en el estrecho de Magallanes

Estancia San Gregorio en el estrecho de Magallanes

Estrecho de Magallanes y estancia San Gregorio

Estancia San Gregorio en el estrecho de Magallanes

Amadeo encallado

Estancia San Gregorio en el estrecho de Magallanes Barco estrecho Magallanes

  1. Raúl 1 junio, 2019 at 04:39 - Reply

    Hola amigos en la distancia, muy interesante lo que acabo de leer. Es una pena que no hayan llegado hasta mi ciudad de Punta Arenas, a orillas del Estrecho de Magallanes, no se hubieran arrepentido, ojalá que en una próxima oportunidad puedan hacerlo pues los que se han atrevido a llegar tan lejos se sorprenden gratamente. Un pequeño comentario anexo, por lo menos aquí en Chile no hay desabastecimiento de combustible, probablemente puede ser por el lado de nuestros vecinos Argentinos. Lo que pasa es que por acá, debido a las grandes distancias entre centros poblados es común andar con bidones de combustible cuando se viaja entre ciudades o al campo.

    Este lugar, Estancia San Gregorio, lo conozco muy bien pues es donde crecimos y lo que hoy se ve tan deteriorado, a comienzos del siglo pasado y hasta mediados, era un lugar floreciente, agitado, lleno de trabajo y vida.

    Saludos desde Chile, muy interesante lo que publican y que lo sigan pasando bien,
    Raúl.

    • Fotografiando Viajes 1 junio, 2019 at 17:01 - Reply

      Hola Raul. Si vamos otra vez por allí intentaremos llegar a Punta Arenas. Un saludo

  2. Carlos mario 10 diciembre, 2020 at 22:29 - Reply

    Que hermoso lugar espero algún día tener la oportunidad de ir a ese hermoso lugar

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