El volcán más activo de Nueva Zelanda está en el mar, en la bahía Plenty, 48 kilómetros mar adentro desde la ciudad de Whakatane, en la isla norte de Nueva Zelanda. Su última erupción había sido en 2013, pero ha vuelto a hacerlo en diciembre de 2019. Esta pequeña isla volcánica de poco más de 2 kilómetros de diámetro y forma de cono achatado, es denominada por los maories como Isla Whakaari. Sin embargo es más conocida por el nombre de White Island o Isla Blanca, con el que le bautizó el capitán Cook en 1769, precisamente porque siempre que la veía estaba cubierta por una nube blanca, que no es otra cosa que los vapores que constantemente salen del cráter volcánico. La isla blanca es de propiedad privada desde que fue comprada a los maori, en torno al año 1830, por unos cuantos barriles de ron.
Inicialmente la Isla Blanca fue utilizada para la producción de sulfuros, con periodos de mayor o menor éxito minero. Finalmente cesó esta actividad alrededor de 1930. Hoy puedes ver las ruinas de aquellas edificaciones corroídas por los gases sulfúricos.

Vista general de White Island
Cómo llegar a White Island
Existen 3 maneras de acceder hasta este volcán marino.
- Sobrevolándolo en avioneta. Se vuela sobre la isla pero no se baja a tierra.
- Ir en helicóptero. Se sobrevuela el volcán (debe de ser espectacular) y luego se aterriza para hacer una caminata de 1 hora por el volcán. El único inconveniente de esta opción es el precio, lo podeís mirar en la página de Frontier Helicopters.
- Ir en barco. Existe poca competencia, ya que White Island Tours tiene la explotación en exclusiva de esta actividad. Es la opción que nosotros elegimos y la que te contamos.
Aquí está la localización de La Isla Blanca Whakaari GPS: -37.526592, 177.182216
Excursión en barco a Whakaari (White Island)
El barco que te lleva hasta la Isla Blanca, es un moderno yate muy bien equipado. Normalmente zarpan a las 9:15h aunque dado que a la isla se desembarca por un pequeño pantalán, la hora de salida del barco puede variar según las mareas. Por eso si decidís hacer la excursión, tendréis que reservarla por lo menos el día anterior para que os digan la hora de inicio de la excursión.
En temporada alta hay que reservar seguro, y en temporada media es recomendable. Nosotros fuimos en noviembre y no tuvimos problema reservando 48h antes (tras comprobar que iba a hacer sol ese día), pero otros viajeros que iban en nuestro barco no tuvieron plaza el día anterior. Podéis reservar por internet y se paga el día de la excursión en la oficina. Por cierto, no cobran comisión por pagar con tarjeta de crédito.
Nuestro barco zarpó a la 9:30h y tardó 1,5 horas en recorrer los 48 kilómetros que la separan de Whakatane. En el camino en ocasiones se ven delfines. Nosotros no los vimos, pero disfrutamos de un grupo de unas 12-15 ballenas piloto justo al lado del barco…no salimos perdiendo, la verdad.
Cuando llegas a White Island el barco echa ancla y una pequeña zodiac o gomón te lleva a tierra. Allí te reparten casco y máscara antigas. Al principio piensas que es una exageración, pura parafernalia, pero la verdad es que luego agradeces la máscara. El olor de la isla no es el típico olor a huevos podridos que seguro habrás notado si has ido a Rotorua, sino que es un olor intenso a azufre, que en ocasiones te hace toser y puede llegar a molestar e irritar levemente.
La visita en tierra se realiza en grupos de unas 10 personas por guía, aunque esto supongo que dependerá de la demanda.
El guía abre camino caminando por las zonas más estables, no hay que olvidar que estamos en el interior de un volcán. Cada pocos metros el guía se detiene, nos explica alguna cosa y nos permite tomar cuantas fotografías queramos.
Pasamos por una espectacular zona de fumarolas que debido a la gran cantidad de azufre que tienen son de un color amarillo intenso. Este azufre termina formando acúmulos de formas diversas. El único problema es que los gases de azufre son muy irritativos, por lo que tenemos que hacer uso de la mascarilla en más de una ocasión.
Luego nos acercamos al borde del enorme cráter del volcán. Allí los gases volcánicos son todavía más molestos cuando el aire los dirige hacia nosotros. Pero el espectáculo sin duda merece la pena. Podemos ver el cráter lleno de líquido de tonalidad blanco azulada, pero la cantidad de gases es tan intensa que en ocasiones parece que estemos dentro de una nube.
De regreso paramos en varios arroyos en cuyos bordes hay un sinfín de colores fruto de la cristalización de diversos compuestos químicos emanados del volcán. Finalmente llegamos a los restos de la mina de sulfuros que existía en la isla. Solo queda algún muro exterior y alguna maquinaria, que debido a la corrosión que sufre por los gases sulfúricos parece más que fuera de madera que metálicas.
Toca volver. Lavamos las botas para evitar llevar nada corrosivo al barco y de nuevo la zodiac nos acerca al barco.
Antes de regresar, el barco rodea la White Island y es sorprendente ver como en la parte de atrás la vida intenta abrirse paso en forma de hierba, algún árbol y zonas de anidamiento de aves.
En el camino de regreso y todavía sorprendidos y maravillados por la experiencia, nos comemos el picnic que está incluido en la excursión. El típico sándwich, manzana, bollo, barrita energética y agua…no está mal.
Nuestra valoración ★★★★★
Una de las experiencias más fascinantes que pudimos vivir en nuestro recorrido por Nueva Zelanda
Dirección de White Island Tours: 15 The Strand Road, Whakatane (frente al mar, en un edificio blanco)
Y ahora un video y varias fotos para que te inspiren.

White Island

Azufre del volcán

Fumarolas de azufre

Restos de la mina
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