Uno de los lugares más curiosos que se puede visitar en un viaje a Corea del sur son sus aldeas tradicionales. Lugares con construcciones únicas que sobreviven al paso del tiempo. Hay muchas aldeas a lo largo y ancho del país, aunque no todas son igual de interesantes. Nosotros visitamos cuatro: Seongeup en la isla de Jeju, Naganeupseong en el sur de Corea, Yangdong cerca de Gyeongju y la aldea Hahoe de Andong.
En esta entrada os contamos todo sobre Hahoe, que al igual que Yandong, es Patrimonio de la Humanidad.
Aldea tradicional de Hahoe (안동하회마을)
Posiblemente esta sea la aldea más visitada y conocida de todas la aldeas tradicionales de Corea del Sur. Sin embargo a pesar de ser tan turística algunas de sus casa continúan habitadas. Parece mentira que con el continuo trajín de turistas recorriendo las calles haya gente que todavía viva aquí.
La aldea se encuentra situada a unos 25 kilómetros de la ciudad de Andong. El río Nakdonggang rodea la aldea por tres de sus lados, quedando la población en una especie de península. A los lados del río hay montañas que forman un escudo para Hahoe, razón por la que nunca sufrió una invasión y por lo que la casas conservan su estructura original.
En Hahoe se celebra una de las fiestas más famosas de Corea del Sur, el Festival internacional de máscaras de Andong, entre septiembre y octubre cada año.
Nuestra visita a Hahoe
– Llegada a pie o en cochecillo
Llegamos a Hahoe por la mañana y apenas queda espacio en el gran aparcamiento que hay a la entrada. Es fin de semana y de nuevo comprobamos que los coreanos no dejan pasar la oportunidad de recorrer su país en cuanto tienen un día libre.
Dejamos el coche y nos dirigimos a la entrada. Desde allí hasta la aldea propiamente dicha hay un kilómetro y medio, que se pueden recorrer andando o en un autobús que está incluido en el precio de la entrada.
Nada más entrar en la aldea Hahoe nos sorprende que alquilan una especie de cochecitos pequeños eléctricos para visitar el pueblo. En el mapa que nos han dado a la entrada no nos ha parecido que el recorrido sea tan largo como para necesitar ir motorizado… así que continuamos a pie, una opción mucho más agradable.
− Recorrido por la aldea Hahoe
Las casas están rodeadas de campos de arroz, que a mediados de Octubre tienen un intenso color verde. Gracias al plano detallado, podemos ir recorriendo las casas de mayor interés. Al igual que en las otras aldeas tradicionales que hemos visitado, en Hahoe hay casas tipo hanok de madera y tejados de teja negra que pertenecían a la clase adinerada y modestas casas de adobe, madera y gruesos tejados de paja.
A diferencia de la aldea Yangdong de Gyeongju, en Hahoe las casas están menos dispersas, formando un pueblo más compacto y con más encanto.
Llegamos al final del pueblo y para volver a la entrada vemos un camino bordeado de cerezos al lado del río. En octubre los árboles están verdes, pero en primavera cuando florecen los cerezos este paseo es uno de los más bellos de Corea del Sur.
Recorrer todas las calles de la aldea nos lleva una hora y media más o menos. Hahoe es un magnífico ejemplo de lo que eran las aldeas tradicionales de la dinastía Joseón, y tenemos la impresión de haber viajado en el tiempo.
− Danza de las máscaras de Hahoe
Al volver a la entrada nos dirigimos al museo de máscaras donde a las 14h tiene lugar una representación de teatro con máscaras. Por supuesto, la representación es en coreano, aunque el texto aparece en unas pantallas traducido al inglés… o a algún idioma que pretende serlo porque no entendemos nada de lo suponemos han traducido con Google translator. Los coreanos parecen divertirse mucho con lo que están viendo.
Mirador del acantilado Buyongdae (부용대)
Volvemos al aparcamiento para dirigirnos en coche al mirador sobre la aldea Hahoe. Buyongdae está justo frente al pueblo, pero en coche hay unos 5 kilómetros porque hay que rodear la montaña en la que está el mirador.
Hay un pequeño parking al final de la carretera, al lado del templo confuciano Seowon. Y desde allí caminamos unos 5 minutos hasta el borde del acantilado.
Las vistas son fantásticas. Se puede observar como el río y las montañas rodean casi por completo la aldea. Merece la pena llegar hasta aquí para ver una perspectiva distinta de esta interesante aldea tradicional.